Posible de los alimentos consumidos

En el mundo occidental somos grandes www consumidores de carne y nuestros hábitos también se están abriendo camino en los países emergentes. Para reducir el impacto ambiental de la dieta sería aconsejable reducir el consumo de productos animales y aumentar el de productos vegetales.

Esto no significa volverse vegetariano o incluso vegano sino simplemente reducir el consumo de carne tanto en cantidad como en frecuencia, quizás aumentando el espacio dedicado al consumo de legumbres con un excelente perfil nutricional como lentejas y garbanzos, alternando y variando al máximo el tipo.

Consumir menos, reducir el desperdicio

  1. Entre los productos de origen animal también encontramos la leche y los derivados lácteos que, a pesar de los numerosos disparates pseudocientíficos que siguen circulando, son una excelente fuente de proteínas y calcio.
  2. También en este caso el consumo debe ser moderado, de una a dos raciones al día, incluyendo leche, productos fermentados como yogur y kéfir y quesos, que se consumirán con menor frecuencia.

Consumir menos, reducir el desperdicioEl consumo de pescado también tiene un impacto significativo en el medio ambiente y muchas especies están en riesgo, con reservas sobreexplotadas y en continua disminución. La situación es crítica para el bacalao, el salmón, algunas especies de atún, la solla y el pez espada.

Consumir pescado es importante para nuestra salud, pero nuestras preferencias deberían ir hacia especies pequeñas, capaces de reproducirse rápidamente y actualmente infraexplotadas, como la anchoa, por ejemplo, que algunos consideran la proteína perfecta.

Los peces también tienen una estacionalidad, que conviene seguir, cuidando de elegir ejemplares por encima de determinadas tallas, para no diezmar la población joven, lo que garantiza la restauración constante de las reservas pesqueras (está claro para qué sirven esas normas sobre medidas de peces y moluscos que algunos considera tan molesto?).

Existe un gran margen de mejora posible a lo largo de toda la cadena de suministro

  1. Con una buena parte de la población de los países occidentales obesa o con sobrepeso, está claro que el primer paso a dar es simplemente reducir el consumo, reduciendo el consumo de alimentos ricos en calorías pero pobres en nutrientes, evitando el uso continuo de snacks,
  2. pagando Prestamos más atención a las porciones que compramos, cocinamos y comemos. Además del daño medioambiental, también reduciríamos la incidencia de la obesidad y el sobrepeso, principales factores de riesgo de un sinfín de patologías

El consumo excesivo va acompañado de un enorme desperdicio: se estima que en Europa más de 88 millones de toneladas de alimentos terminan en la basura cada año. Parte de esto se pierde durante la producción, el transporte y la comercialización, pero al menos la mitad se pierde en nuestros hogares.

Existe un gran margen de mejora posible a lo largo de toda la cadena de suministroLa cantidad de dióxido de carbono necesaria para producir lo que desechamos cada año ocupa el tercer lugar, detrás de las emisiones totales de China y Estados Unidos.

La mayor parte del desperdicio de alimentos proviene de cereales, tubérculos y frutas, mientras que la mayor contribución a las emisiones de CO2 proviene de cereales y productos animales.

Incluso en nuestros hogares, con un poco de atención y planificación, podemos ayudar a marcar la diferencia. Por ejemplo, comprar productos frescos sin envasar, con un claro ahorro en materiales y procesos necesarios para su envasado y venta.

Sostenibilidad ambiental y nutrición: una pequeña reflexión

O reduciendo el altísimo consumo de aguas minerales, una costumbre totalmente italiana, que conlleva costes de transporte, envasado y venta altísimos. [8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16]

  1. Sostenibilidad ambiental y nutrición: una pequeña reflexiónGarantizar una alimentación nutritiva para todos respetando plenamente el medio ambiente es uno de los mayores retos de futuro. Es obvio que las políticas a gran escala destinadas a optimizar el uso de los recursos y reducir el desperdicio tendrán el mayor impacto.
  2. Mejorar la productividad es esencial para garantizar mejores rendimientos con el mínimo uso de tierra y recursos posible.

Para ello debemos recurrir a aquellas tecnologías que a todos los niveles nos permitan optimizar los procesos, operando sobre todo en los países en desarrollo y en aquellas zonas donde el cambio climático podría provocar un colapso de la producción existente.

Nuevas variedades, uso específico del suelo, lucha contra las enfermedades con herramientas cada vez más específicas: objetivos prioritarios si queremos producir más respetando el medio ambiente.

Y luego estamos nosotros

La logística y la distribución también desempeñan un papel importante y podrían permitir tanto reducir las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte como contener los residuos debidos al deterioro de los alimentos después de la cosecha y a lo largo de la cadena de distribución.

los que consumimos alimentos, los que con sus elecciones podemos contribuir a orientar el mercado, enviando fuertes señales a los legisladores, a los productores, a los comerciantes.

A menudo, el tema de la sostenibilidad medioambiental se aborda de forma simplista, identificando uno o más alimentos problemáticos que hay que eliminar – obviamente elegidos en función de las propias creencias dietéticas – o añorando un pasado mitológico en el que la buena tierra alimentaba a sus respetuosos hijos con abundantes cosechas.

  1. En cambio, el problema es complejo y para resolverlo se requieren estrategias que aborden los numerosos puntos críticos de producción, distribución y consumo.
  2. Mirar hacia el pasado con la esperanza de descensos más o menos felices o de un retorno a técnicas que no pudieron garantizar una alimentación digna a una población decididamente menor que la actual es, cuando menos, ingenuo.